UNA AVENTURA POR ESLOVENIA Y CROACIA


Pues si señores, hace unas dos semanas aproximadamente partíamos: ocho personas, dos coches y una guia de albergues hacia un único destino conocido: Ljubljana. De esta forma, sin haber reservado un sitio para dormir, no haber planeado un intinerario por las ciudades más bonitas ni más feas, por ninguna de ellas (ni de nombre las conocíamos) cogimos el coche y empezamos a conducir.
Nuestra primera parada fue Trieste, todavía en tierras italianas, en la que pudimos ver un atardecer chulísimo y donde el viento casi nos lleva volando de nuevo a Milán.

Al final coseguimos llegar a nuestro destino: Ljubljana, donde paramos para cenar en un sitio muy bueno y muy barato, que encontramos por casulidad pérdidos en las afueras de la ciudad. En él nos indicarian como llegar a uno de los albergues que aparecían en nuestra guia (nada fácil de encontrar, todo sea dicho).
Al día siguiente visita a Ljubljana: una ciudad preciosa, pequeñita pero con un encanto especial. También tiene un bonito castillo en lo alto de una montaña, que por desgracia ha sido sometido a una pésima restauración (una auténtica pena).



Por la mañana hicimos una visita al lago con escena graciosa incluida: Nosotros intentando convencer a Víctor para que se balancease agarrado a una cuerda que colgaba de un árbol justo sobre el lago. Y en el momento mas inesperado coge Víctor, se resbala y se cae al lago helado. Muchas risas al principio, pero luego nos toco una carrerita hacia el albergue para que le dejaran una ducha y cambiarse de ropa.


Ese mismo dia pusimos rumbo hacia un nuevo lago y luego hacia Maribor, ciudad que vimos en una postal en Ljubljana y pensamos: pues debe ser bonita!. Allí después de patearnos media ciudad, no encontramos sitio para dormir; un albergue lleno y el otro no existía. Al final acabamos al pie de una pista de esquí a las 22:00 de la noche al lado de un hotel de 5 estrellas, en el que evidentemente ni se nos ocurrió entrar.
Nuevo rumbo: Pluj, más cerca de la frontera con Croacia. Preguntando por un calle acabamos siguiendo en coche a dos eslovenos, hasta las tetas de vodka, que nos llevan a uno de lo mayores tugurios del viaje. Pero por lo menos fue barato, a pesar de estar en obras y no tener calefacción ni agua caliente.
Una vez hecha la visita de rigor a Ptuj, nos decidimos a cruzar la frontera y comer en el primer "bar de viejos" del primer pueblo después de la frontera. Efectivamente, tras parar en el primer bar del primer pueblo, cuyo cartel decía algo como "comedor estudiantil", entramos para descubrir que estudiantes, allí, había pocos y que eramos los primeros turistas que veían en su vida. Muchas risas mosqueantes sonaban a nuestro alrededor pero comimos bien y barato. Por la noche llegamos a Zagreb (capital de Croacia), tras encontrar nuestro albergue, que no gustó mucho nuestras nos "aventureras" del sexo femenino (vease foto) nos dimos una vuelta por la ciudad de noche.

Una ciudad que nos sorprendió bastante, mucho más europea de lo que esperabamos, pero con una vida nocturna más que sorprendente para ser un martes a las 23:30 de la noche; y es que, nos encontramos con un parque bastantes grupos de jóvenes haciendo botellón.
Tras dormir 2 horas y ver Zagreb partimos al dia siguiente hacia la costa: una ciudad llamada Rijeka, dónde paramos para comer en una cervecería y pedimos para beber agua del grifo (el camarero flipaba con nosotros). Después de comer visitamos los pocos sitios de interés que nos enunció el camarero.

Tres estrellas de hotel, una terraza con vistas al mar y todo por la modica cantidad de 100 euros los ocho!!!: como me gusta la temporada baja.
Al dia siguiente visita a la isla y regreso a casa, parada en Pirán para comer y llegada a Milán a las 23:00; fin de nuestra aventura